20 diciembre 2006

la comunicación dentro de la comunidad

Al tratarse de una comunidad constituida para resolver dos temas puntuales, aunque centrales, como son el tema de la vivienda y el de la comida, uno de los problemas principales es encontrar canales de comunicación eficientes y eficaces.

La asistencia a las reuniones generales no es obligatoria, y a temporadas parece que incluso llegó o ha llegado a ser más bien magra. No obstante, al haber tanta rotación de tareas con equipos de personas generalmente constituidos ad hoc para la ocasión y por tanto muy aleatorios, y por otro lado al concidir físicamente la mayoría de los miembros con motivo de las comidas y cenas comunes, el boca a boca funciona bastante bien.

Boca a boca que se ve complementado con una serie de grandes pizarrones dispuestos entre el pasillo central y la zona de cocina y comedor, por los que todos los habitantes de la casa deben necesariamente pasar todos los días, en el que se apuntan tanto los temas de las diversas reuniones a celebrar próximamente, así como día, hora y lugar en que se celebrarán, como comunicados o peticiones personales de lo más variadas. Una de las "reglas" de la casa es que cada vez que se pase por alli se eche un vistazo. Desde peticiones u ofrecimientos para compartir coche, búsqueda de objetos perdidos, mensajes a determinadas personas, se puede encontrar de todo un poco. Junto a la pared hay una enorme mesa, en la que colocar eventualmente objetos sin dueño que hayan sido hallados, por ejemplo. Y aunque siempre hay despistados que no leen las pizarras con regularidad, siempre hay alguien en la cocina, en alguno de los almacenes o despensas, en la lavandería, en el jardín, etc. que acaba comentando los últimos anuncios o mensajes de las pizarras, de forma que difícilmente pasan más de unos días sin que todos estén al corriente.

las tomas de decisiones

Llegado el momento de adquirir la casa, la comunidad hubo de constituirse formalmente en asociación, con un presidente, un secretario y un tesorero que firmaran cuantos documentos entrañaran todas las formalidades.

Pero desde el principio los miembros de la comunidad tenían muy claro que las decisiones debían ser tomadas por todos, preferentemente por consenso. Cada miembro adulto tiene un voto, independientemente del número de "unidades" del que sea titular. Se acepta que ello quizá dé lugar a procesos de toma de decisiones más lentos, en la medida en que los asuntos han de debatirse hasta que se alcance una postura unánime. Desde el principio se aceptaba el derecho al veto, pero cuenta el autor de este capítulo que pocas veces se ejerció dicho derecho durante las deliberaciones.

Todos los viernes por la tarde se celebra una breve sesión en asamblea, Twenty Minutes Meeting, en la que se adoptan los acuerdos que sean precisos. La asistencia no es obligatoria, si bien se busca promover por todos los medios posibles la asistencia a la misma, tanto intentando no prolongar excesivamente las deliberaciones, como proveyendo medios para facilitar la asistencia (como por ejemplo organizando alguna actividad infantil o buscando cuidadores para los niños durante el tiempo de la sesión), o celebrándola en sitios alternativos, en función de las condiciones meteorológicas. En general, no obstante, se intentaba que no durara más de 20 minutos. Una vez al mes se celebra una sesión más larga, denominada Peoples Meeting.

Pronto se vió que existían un gran número de decisiones que habían de ser tomadas pero que no requerían grandes deliberaciones y reuniones. Así fueron naciendo los grupos, cuyas reuniones son totalmente abiertas a todos los demás miembros de la comunidad, pero que se encargan de la gestión del día a día del ámbito para el cual se han formado. El autor cita a modo de ejemplo: el grupo de asuntos sociales, el de las gallinas, el de las vacas, el de la "estructura" (ni idea de a qué se refiere), el de asuntos domésticos, el de las tierras, incluso el de las plumas de pato si hiciera falta.

19 diciembre 2006

el reparto de tareas

Hablo de memoria, así que cuando reanude la lectura del libro sobre Old Hall ya corregiré cualquier error.

Por lo que leí, cuando montaron la comunidad echaron cuentas y vieron que cada adulto debería aportar semanalmente unas 12-15 horas de tareas varias (en la casa, en los huertos, con los animales, etc.). Esto se soluciona con grupos de trabajo estables, dedicados a vacas, cerdos, aves de corral, etc. y con tareas distribuidas por turnos rotatorios. En la cocina hay expuestas varias listas: de limpieza y mantenimiento de la cocina, de fregadas comunitarias, de cocina, etc. Los adultos van inscribiendo en ellas sus nombres para cada equipo, con la antelación con que les venga bien, de modo que a veces pueden observarse turnos "cogidos" con semanas de antelación. Imagino que dichos turnos se escogen también en función de los respectivos horarios laborales, ya que, como creo que mencioné ya, hay mucha gente que tiene trabajos temporales o en régimen de jornada reducida, con horario estable o no, y que planifican sus compromisos con la comunidad en función de éstos. Bien para ir más relajados, o para reservarse momentos de "vacaciones totales". No tengo noticia de quién controla, me imagino que a no ser que haya escaqueos manifiestos y ostentosos por parte de recién llegados o invitados aspirantes a incorporarse a la comunidad, tampoco se contabiliza quién hace cuánto. El qué no se controla, por lo que me dió la impresión.

Otra cosa son las tareas de TODA la comunidad, como la cosecha de patatas (que va unida a una jornada festiva) o determinadas reparaciones que exigen una gran cantidad de esfuerzo físico de todos los adultos. Eso forma parte de la vida en comunidad, y a menos que estén fuera por algún motivo, todo el mundo participa. Imagino también que algunos miembros con mayor sensibilidad para los lazos comunitarios se esfuerzan especialmente por idear formas de llevar a cabo las tareas que motiven a todo el mundo. Las fiestas forman parte integrante de estas grandes tareas comunitarias.

Creo que la experiencia de más de treinta años de comunidad contribuye en gran medida a que los aspectos organizativos se solucionen con una gran flexibilidad y tolerancia. En el libro hay toda una sección dedicada a la toma de decisiones, y no cabe duda de que la forma de manejarlas ha dado lugar a que exista realmente una filosofía en torno a este tema.