03 noviembre 2006

las comidas en Old Hall

De las tres comidas principales del día, las dos principales, la del mediodía y la cena, eran comunitarias. Es decir, un equipo de "cocineros" preparaba varios platos en grandes cantidades que llegada la hora se disponían en plan buffet y de los que se iba sirviendo la gente tras hacerse con plato/s y cubiertos. La cocina comedor ocupa una enorme sala, antiguamente refectorio, si he entendido bien, con dos partes a diferente altura. Más o menos tres quintas partes están a nivel de tierra, con la zona de cocina (fogones, superficies de trabajo, aparadores para la vajilla, etc. y una amplia mesa de madera en la que caben unas 16 personas. La otra parte está a media altura, y dispone de varias mesas grandes y sus correspondientes sillas, accediéndose por una escalera. Una barandilla impide que los comensales puedan caer sobre los comensales o transeúntes de la zona baja. Y debajo de esa zona alta hay una especie de cueva con un televisor y varios sofás. El televisor suele estar apagado, siendo usada la cueva por los niños para sus juegos cuando fuera hace mal tiempo.

Varias listas en una pared de la cocina sirven para organizar los diferentes turnos de trabajo. La gente se va inscribiendo en función de sus horarios y los huecos que encuentran en la lista. Uno de los turnos es el de preparar la comida y la cena. Otro el de fregar los platos, vasos y tazones a lo largo del día. Después de comer la gente va dejando sus platos en la zona del fregadero, y en algún momento el equipo de fregada (una o dos personas) se arremanga y se pone a la labor. Hay un turno para limpiar la cocina al finalizar el día, viendo que no queden sobras por allí, que todas las superficies de trabajo y las mesas estén limpias, el suelo ídem, etc. Esa faena acaba a la mañana siguiente, antes de que empiecen los desayunos.

En cuanto al desayuno, cada familia o cada persona se lo monta a su aire. Hay gente que aparece por la cocina para preparárselo y llevárselo a su "vivienda". Otra gente se lo toma en la cocina. Cuando hace buen tiempo, lo habitual es comer afuera, en la zona delante de la cocina, un amplio y despejado césped utilizado por los niños para jugar, con varias mesas y bancos de madera al aire libre. En Old Hall se hace pan todas las tardes, pan que se guarda en un gran cubo metálico y que va siendo consumido a lo largo del día, especialmente al desayuno. Se trata de un pan integral que hacen con sus propios cereales, cocido en moldes rectangulares.

En Old Hall tienen sus propias vacas, que cada mañana y cada tarde son llevadas al establo para ordeñarlas. Eso proporciona leche y mantequilla frescos todos los días, y algún queso que otro de vez en cuando.

En verano las hortalizas suelen ser recién cogidas del huerto, durante el resto del año se echa mano de conservas y congelados. Tres enormes arcones congeladores y alguno más pequeño albergan en su interior, dispuestos de forma milimetrada, bolsas de plástico con verduras congeladas. O alguna fruta como puedan ser ciruelas. Aparte de los congeladores, existen varios almacenes en los que se guardan patatas o manzanas, por ejemplo.

De los cochinillos proporcionados por la cerda, aprox. la mitad serán sacrificados para ser comidos a lo largo del año una vez alcancen el peso adecuado ... la otra mitad serán vendidos. Varias docenas de gallinas proporcionan huevos frescos diarios, y pollo para la comida de los no vegetarianos. Imagino que los patos, aparte de comer prácticamente cuanto desperdicio no comen ya vacas o cerdos, también constituirán en su momento materia prima para algún plato suculento.

El trabajo de los voluntarios

Los voluntarios contituyen en Old Hall la alternativa a los jornaleros. Dado que los miembros de la comunidad sólo pueden dedicar por norma general unas cuantas horas al día para las labores de mantenimiento de la casa, cultivo de huertos y cuidado de los animales, la época de cosecha claramente desborda sus posibilidades. Por otro lado, al estar integrados en los ambientes y circuitos de la agricultura ecológica (Organic Food) en Inglaterra, la práctica habitual de ofrecer comida y techo a voluntarios a cambio de su trabajo no les resultaba demasiado extraña.

El resultado es que, por lo que he podido conocer, la vida de un voluntario en Old Hall es bastante más agradable y confortable que en otros establecimientos de AE ingleses, más dedicados a la agricultura con ánimo de lucro (granjas, escuelas o albergues). La jornada diaria es de cuatro horas, repartidas entre las 9.30 y las 11.45 de la mañana y las 15.30 y las 17.45 de la tarde. Interrumpidas además con sendas pausas hacia las diez y media y hacia las cuatro y media de la tarde, para tomar un refresco o un té en la cocina.

Una pizarra junto a la puerta de la cocina indica la tarea prevista para la mañana o tarde, así como la persona de la comunidad responsable. Durante mi estancia fueron básicamente: recoger manzanas del huerto, recoger peras, cosecha de frambuesas, varias cosechas de moras, disponer las manzanas en el almacén, revisar las patatas (3 trailers) antes de guardarlas en su almacén y destinar las malas a los cerdos y gallinas y las malísimas a los gansos, recoger judías, limpiar de maleza los huertos, retirar mallas del suelo, regar los tomates del invernadero ... etc.

Muchos voluntarios son estudiantes extranjeros que quieren también practicar o perfeccionar su inglés. Otros son estudiantes ingleses de ciudad, con ganas de pasar un tiempo en el campo o incluso ir aprendiendo técnicas para vivir en él. Para los voluntarios que vienen por primera vez prefieren que la estancia sea de dos semanas, lo suficiente como para que vayan aprendiendo el funcionamiento de la comunidad y acaben teniendo una cierta autonomía y por otro lado, el suficiente para que si la estancia no cuaja, por el motivo que sea, la programación del trabajo no sufra demasiado.

Dado que la vida comunitaria se reduce hasta cierto punto a las comidas comunes, al trabajo compartido y a las reuniones semanales ordinarias (las extraordinarias se convocan en cualquier momento en que sea necesario tomar alguna decisión), los voluntarios realmente tienen poca oportunidad de integrarse en la comunidad. Es por ello que sólo suelen tener voluntarios en verano, cuando realmente hay trabajo suficiente para que un grupo de voluntarios pueda organizarse su propia vida social y comunitaria. Los voluntarios no participan en las reuniones semanales, salvo cuando se trata de voluntarios que ya han adquirido estatus de huéspedes o invitados.